viernes, 3 de enero de 2014

Dulce introducción al caos

Bueno, al parecer los años han entrado en pique continuo, y a cada año que pasa le da por superar con creces el listón del anterior, en lo bueno y en lo malo. Lo de los contrastes, que es lo que digo cada año, pero llevado a más y más con el tiempo.

La verdad es que no tengo ganas de resumir este, ni tampoco de contarlo a fondo, que me tiraría aquí varios días. No, no creo que sea necesario enrollarse mucho esta vez, porque creo que todos sabéis ya lo que ha pasado y no hace falta hacer exaltación de lo bueno ni sangre de lo malo.

Sabéis que me he ido a Dundee y que han sido unos meses muy jodidos por varios aspectos, pero que al mismo tiempo me han hecho revalorar (para mejor y para peor), cosas que tenía ya olvidadas: las promesas, las palabras, los abrazos, las miradas, los besos y los amigos. Es increíble cuanto puede cambiar una persona en muy poco tiempo. Sé que quizá no sé me note externamente, pero sí he cambiado mucho. A veces me jode reconocerlo, a veces pienso que ha sido para mejor, a veces no. Yo que sé. En cualquier caso, si tuviera que volver a elegir, volvería a irme, volvería a joderme, volvería a llorar y volvería a cambiar.

Sabéis que antes de eso acabé tercero de carrera en la UAB. Probablemente el mejor año académico de mi vida. Los Catanes, las gilipolleces de madrugada, los partidos de furbo, las bibliotecas, los monopolys, las compras al Mercadona/Alcampo y demás cosas que suenan a poco, pero que con la mejor gente son tan grandes.

Sabéis que me quedé prácticamente sin un verano (ni pisé la playa) simplemente para descubrir si mi vocación era realomente mi vocación. Mes y medio solo en un piso en Barna que se hizo también jodido jodido, aunque claro, mucho más fácil de llevar con el señor Mogan y toda la tropa en el laboratorio. Sí, es mi vocación. Sí mamá: voy a ser científico, voy a ser pobre. Lo siento, tendremos que seguir intentando con el Euromillones.

Sabéis que de un día para otro me perdí y sigo perdido en cuanto qué voy a hacer y a donde voy a ir, pero que no es mi intención quedarme por aquí. Lo siento. Pero yo no olvido ni cambio a la gente, aunque pueda cambiar muchas cosas de mi forma de pensar, sé de donde soy y sé donde quiero volver a por abrazos.

Sabéis que aprendí un poco sobre inglés, un poco sobre básquet, un poco sobre el amor, un poco sobre sobrevivir, un poco sobre aprender a sacarme las castañas del fuego, un poco sobre cuando hay que llorar y cuando hay que olvidar y mucho sobre cuando hay que sonreír y querer.

Oye, también fui a Mundo Caníbal por primera vez. 3 años insistiendo y al final fui. Maldito Raulinho y Joshua, putas risas.

Y el día 31, volviendo por la noche de correr disfrazado de Papá Noel con Raul Pussydestroyer y Mein Fuhrer y su señor progenitor (que yo porque iba callado como una putilla para disimular, pero iba igual o más de jodido que él en la carrera, que corro como un pato mareao), decidí unas cuantas cosas. Unos cuantos propósitos, vaya, de esos que no se cumplen, pero oye, voy a prometerlos y a ver:

1.- Escribir una novela. Joder, tengo dos historias desde hace años en la cabeza. Es puta hora de escribirlas ya, que Cristine me ha picao.

2.- Acabar (empezar ya acabar, vaya) el proyecto Theta. With da faking master Akai Ryu.

3.- Aprender francés. Manque sea un poco. Porque sí, porque quiero.

4.- Encontrar un buen Máster, o algo. E irme. Lejos. With da wind.

5.- Lo típico. Lo del gimnasio. Para que en básquet no me saquen volando al mínimo empujón (ej que me he quedao raquítico).

6.- Perdonar. Querer. Olvidar y recordar. Quedarme con lo bueno y aprender de lo malo.  En resumen: vivir.


Bueno, al final siempre me acabo enrollando. El año fue el que es, y creo que no hace falta tanta pájara.

¿Qué fue para mí 2013?

Bueno, diría que fue una dulce introducción al caos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario