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miércoles, 21 de septiembre de 2011

Regla número 32 (Capítulo 2 - Ejemplo práctico)

Suena el despertador. Remoloneas. Vuelve a sonar. Gruñes. Vuelve a sonar. Lo apagas. Remoloneas. Te levantas, de mala hostia. De duele todo el cuerpo. Caminas. Te metes en la ducha. El agua fría te sienta como una bofetada, provocando un dolor agudo en todo el cuerpo. Sales. Te secas. Te cambias. Metes libros y libretas en la mochila. Coges leche y cereales y los mezclas en un tazón. A cucharadas secas, lo engulles sin pensar y aún adormilado. Te cepillas los dientes y sales de casa. Caminas sin fijarte por dónde andas hasta llegar a la biblioteca, sin saber cómo.
Te sientas en una mesa y sacas todo los apuntes. Te pones a pasarlos a limpio, sin entender nada de lo que escribes. De repente te suenan las tripas y te das cuenta que ya es la una. Refunfuñando y con cara de malas pulgas, recoges y bajas al bar. Compras un menú y lo engulles sin saborear. Vuelves a levantarte y llegas a clase, donde pasas 4 horas mirando diapositivas pasar y escribiendo palabras, que forman frases sin sentido; sin más movimiento que el necesario para cambiar de los apuntes de asignatura a otra.
Sales de clase, llegas a casa sin volver a saber cómo. Tiras la mochila. Te cambias de ropa. te sientas delante del ordenador y la pasas navegando de web en web, perdiendo el tiempo. Cenas cualquier cosas y pierdes más el tiempo. Pones el despertador, te acuestas y vuelves a empezar.

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Suena el despertador. Remoloneas. Vuelve a sonar. Te levantas y lo apagas con un "Cagundenajavaihostia!!!". Bajas de la cama con un bostezo de proporciones considerables. Te pones las zapatillas, enciendes el ordenador y pones, por ejemplo, esto:


Vas, te duchas, gritando ¡¡¡¡"DIOOOOOOOSSSSSSSSS!!!!" mientras te estremeces y agitas la cabeza (en plan subnormal, sí), porque el agua está jodidamente fría. Te cambias, aún a medio secar. Con el pelo chorreando, eliges qué vas a desayunar (tus cereales están ordenados por contenido en fibra, por supuesto), y te los zampas mientras suena otra canción, por ejemplo:


Coges las cosas y sales a buen ritmillo de casa, pensando en alguna otra cancioncilla (esta os la dejo a vuestra elección). Cedes la puerta a un par de mozas (con las que, obviamente, no ligarás en tu vida, no nos engañemos). Te sientas en la biblioteca y pasas apuntes, parando de vez en cuando para ver el comportamiento de algunos individuos (que es, si más no, curioso). A eso de la una, que entra hambre, paras, estiras y bajas al bar. Miras atentamente el menú y piensas "Voy a coger un par de platos equiilibrados que combinen bien y conformen una dieta equilibrada". Coges espaguetis y hamburguesas con patatas, de postre natillas y agua porque no tienen otra mierda con azúcar, que si no, también. Bajas patapim patapám y hay unos cuantos capullos de clase comiendo. Te sientas por allí y escuchas un poco de que van hablando. Una partidita de cartas si se da el caso y subes a clase. 
Siendo sinceros, hay clases pestiñazo y algunas más entretenidas. pero si algún profesor se lía con alguna que otra proteína/ciclo vital, en lugar de cabrearse con él/ella, pues te echas unas risas  y ya. Aprovechas los descansos para hacer el idiota un rato con algún que otro compañero y, al acabar, sales escopeteado sin mirar atrás. Vas al gimnasio. Una horita. Acabas reventado porque ir, vas, pero cuando te da la gana. Te duchas. Vuelves a casa aprovechando el paseo para secarte (¿Por qué? ¡Claro que sí, campeón! ¡Aún vas a medio secar!). Llegas, te encuentras con gentucilla varia y acabas echando una partidilla a algo (Ajedrez, Magic, Monopoly o lo que surja) hasta que, sin darte cuenta, llega la hora de cenar. Como ya es tarde, te preparas cualquier cosa que requiera ná y menos y te sale de putirrí de fuá (porque eres el puto amo). 
Vas al ordenador y conversas un poquito con alguien hasta que se empieza a hacer tarrrrrde, tarrrrrde. Así que te despides y le deseas buenas noches. ¡Buenas noches!




Nota para despistados: Sí, es el mismo día.


Ya se sabe, todo en la vida depende de con qué luz lo enfoques excepto The Game, con el que pierdes siempre.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

Regla número 32

Regla número 32: Disfruta de las pequeñas cosas

Me comentaba el otro día por el facebook un colega (shurmano) que conozco de ya hace bastante y mucho, que por qué no hablaba un día de las loterías y semblantes, y de esas esperanzas casi desesperadas que ponemos en ellas. Bien, me pareció interesante y pensé sobre el tema... ¿Por qué necesitamos estamos estas pequeñas ilusiones?


Porque es muy importante disfrutar de las pequeñas cosas. Obviamente, disfrutarás un montón de un cumpleaños, de una boda o de cualquier otra celebración. Pero en el día a día, con los embrollos de estudios y trabajos (los Nini no cuentan aquí), y con todos los problemas (tontos y no tan tontos) que nos trae la vida, es imposible estar animado si no se disfrutan de estas pequeñas cosas. y pueden ser las cosas más tontas: tomar algo con algún/os amigo/s, salir a dar un paseo (solo o acompañado, aunque acompañado mejor, of course), una broma tonta, un comentario gracioso, una mirada cómplice, un chiste (bueno o malo, si es bueno te ríes del chiste, y si es malo del que lo ha contado, no problemo), un poco de brisa cuando cae la noche, una conversación nocturna, una partidita a Magic, un vídeo tonto grabado improvisando sobre la marcha que sabes que tu colega no subirá nunca a facebook (cof, cof...), un chisme que te cuentan, un recuerdo que te viene a la cabeza, una llamada o un mensaje oportuna/o, una canción que te gusta, ver que alguien lleva en la mano uno de tus libros favoritos, un abrazo, un beso, una esperanza...


Hay miles de cosas. Lo que nos diferencia de ser unos zombies malhumorados que sólo quieren ver el lado negativo de la vida es que, en lugar de ignorar estas pequeñas cosas, sepamos aprovecharlas y exprimirlas.


Sé que todo esto suena muy a tópico y tal, pero bueno, no por eso deja de ser menos cierto, así que ya sabéis: Mo man tai, Hakuna Matata, Carpe Diem o, simplemente, Regla 32.


PD: Respondiendo a la pregunta a la pregunta de la lotería/quiniela. ¿Por qué la gente tiene tanta fe en este tipo de cosas si las posibilidades son mínimas? Pues por eso, porque es una ilusión, y de estas pequeñas ilusiones, como de todo lo que he dicho, también se vive.

PDD: Para más información sobre la Regla 32: Bienvenidos a Zombieland

PDDD: Estar enfadados daña el cutis. True story.